Piensa en cada vez que compras comida en el supermercado. Coges los productos que habitualmente consumes casi como algo automático. Ahora piensa, ¿te detienes a leer la etiqueta de los productos? Si lo haces, es posible que veas la cantidad de extras que pueden llevar y te plantees si los cereales que compras son solo cereales. Es ahí donde surge el movimiento real food.
Qué es el realfooding
Se trata de una alternativa de alimentación, más aún, una filosofía, que promueve el consumo de alimentos reales, es decir, alimentarse de la manera más sana posible. El movimiento real food propone plantar cara a la forma de alimentación actual más común, en la que se consume una gran cantidad de productos ultraprocesados y en la que los índices de obesidad se incrementan de forma preocupante.
Quienes siguen este movimiento comen alimentos naturales, que hayan sido mínimamente procesados y cuya calidad no haya sido empeorada por ese procesamiento. O lo que es lo mismo, que los cereales que compramos sean cereales.
¿Qué problema hay con los productos ultraprocesados?
Los alimentos ultraprocesados son lo opuesto a la comida real. En su procesado se pueden encontrar ingredientes como aceites vegetales, azúcares añadidos, harinas refinadas o aditivos. Estos alimentos aportan una cantidad bastante grande de calorías con relación a la ración del producto. No es ese el problema en sí, sino la mala calidad de los ingredientes que lo componen, que nos malnutren. Resultan bastante pobres en nutrientes beneficiosos como pueden ser los minerales o la fibra. Inhiben el mecanismo natural de saciedad del cuerpo, lo que hace que sigamos comiendo y consumiendo sin tener la necesidad. A su vez, desplazan el consumo de otros alimentos más beneficiosos.
Y no podemos despreciar la publicidad que se hace a estos alimentos, a la que todos somos en más o menor medida influenciables. Una de las ideas que promueve el movimiento real food es la de tener una mayor conciencia sobre lo que comemos.
¿Qué beneficios tiene el realfooding?
Enfermedades como la obesidad, enfermedades cardiovasculares u otras enfermedades crónicas son epidemias a las que nos enfrentamos como sociedad. Por supuesto, existen diversos factores con mayor o menor influencia, pero parece evidente que una mala alimentación de forma habitual constituye un factor de riesgo. Esta idea se podría resumir con la frase “somos lo que comemos”.
Nuestra salud es un buen motivo para cuidar nuestra alimentación. Sin embargo, no es el único. Pensemos en el gasto económico (individualmente y para un gobierno) que puede suponer el tratamiento sanitario de estas enfermedades. Si cuidando nuestra propia alimentación conseguimos reducir el número de enfermedades se presenta una gran oportunidad para destinar esos recursos a otras necesidades.
Real food también es una buena práctica para el medio ambiente. Reduciendo el procesamiento de alimentos se puede reducir también la emisión de sustancias nocivas para la naturaleza.
Parece que no faltan motivos para replantearnos nuestra alimentación, ver de qué manera podría ser más saludable para nosotros y nuestro entorno. Es importante tener presente que real food no supone una dieta, sino que se trata de una filosofía sobre la alimentación.